martes, 4 de enero de 2011

82 / DONDE COLÓN PUSO EL PIE


No se puede negar a Dalí una gran capacidad de invención y un auténtico virtuosismo para el dibujo. A pesar de ello sus composiciones son, al menos en sus obras de gran tamaño, frías y estáticas. En ocasiones parece que el pintor ha ido distribuyendo los motivos a lo largo y ancho del lienzo, sin relación alguna entre ellos, como si se tratase de un gran escaparate colmado de elementos dispares.

----------Esta es la impresión que da esta obra de más de 4x3 m., titulada “El sueño de Colón” que se encuentra en The Reynolds Morse Foundation, Cleveland. En su conjunto emula la estructura de los grandes cuadros clásicos del Barroco, como El entierro del Conde de Orgaz y otras muchas del mismo Greco. Me refiero a que representa los dos mundos: el terreno en la media parte inferior, donde se da el hecho histórico, bien que interpretado de manera absolutamente libre. En la parte superior se pinta el mundo celestial y las nubes sirven de enlace entre ambos.

----------Cristóbal Colón aparece como un muchacho joven y decidido a punto de poner el pie en la nueva tierra descubierta. Lleva en su mano derecha un gigantesco estandarte con la imagen de la Virgen-Gala. Es muy curioso el efecto de la figura que, aunque pintada sobre la tela, de repente toma cuerpo y adquiere tridimensionalidad, permitiéndonos así admirar el maravilloso juego de pliegues de la seda que la cubre.

----------A la derecha, un grupo de muchachos desnudos portan los dos elementos básicos de la colonización de América: la lanza y la cruz, amén de las banderas con las barras rojas de la enseña catalana. Asombrosamente, a la altura de la imagen de la Virgen-Gala, las lanzas forman, en su conjunto, la silueta del conocido como Cristo de Dalí, con su perspectiva a vista de pájaro, figura que vemos repetida en los brazos del hombre que, junto a la carabela, alza un crucifijo hacia el que señala la férula que lleva Colón en su mano izquierda. El caparazón de un gran erizo de mar simboliza el nuevo continente que acaba de ser descubierto.

----------Por una parte, Dalí nos asombra con su habilidad dibujística y con su capacidad de inventiva pero, por otra, nos desconcierta con una exagerada acumulación de elementos, muchos de los cuales no parecen tener más fin que ocupar un espacio que, de otra forma, quedaría vacío: por doquier abundan nubes, lanzas, banderas, cruces, más nubes, más lanzas y otra vez banderas, sombras proyectadas, cruces y más nubes. Del Barroco no sólo toma el esquema estructural cielo-tierra, sino también ese horror vacui, ese miedo al vacío que le incita a rellenar todo el espacio del lienzo con objetos que al final resultan casi siempre repetitivos y cansinos.

----------Pero, lo confieso, esa imagen de María-Gala en el estandarte me fascina y me tiene sobrecogido...

2 comentarios:

  1. Acabo de conocer este blog a través de una amiga, Elva, y me tiene encantado, estoy leyéndolo poco a poco ya que lo veo muy interesado. Te felicito por este proyecto.

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  2. Gracias, Álvaro, por tu apoyo. El arte es un mundo amplio y cómodo y me alegro de compartir contigo la afición por su lenguaje. Un abrazo.

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