sábado, 26 de junio de 2010

55 / NARCISO ENAMORADO


--------Narciso era hijo del dios-río Cefiso. Al poco de nacer, un adivino auguró a su madre que el muchacho tendría una gran belleza, lo que sería para él causa de perdición si se miraba en un espejo y llegaba a ver su rostro. Su madre retiró todos los espejos de su entorno y el niño fue creciendo sin llegar a conocer su propio aspecto. Pero, cuando entró en la adolescencia, un día que iba huyendo de la pesada Eco, que sólo sabía repetir lo último que él decía, se encontró en mitad del bosque con un río al que se acercó para refrescarse. Entonces descubrió su cara reflejada en el espejo del agua, quedó prendado de sí mismo y fue lentamente languideciendo de amor y melancolía hasta que murió. Los dioses, conmovidos, lo convirtieron en una flor amarilla que crece junto a las corrientes y que se llama así precisamente, narciso.
--------Este cuadro de Caravaggio –que está en la Galería de Arte Antiguo de Roma- representa el momento álgido de este argumento y nos va a servir como excusa para reflexionar sobre la unión que se da en toda obra de arte entre el motivo y el esquema gráfico a partir del cual está estructurada. Intentaremos, al menos de vez en cuando, hablar con el lenguaje del arte.
--------La figura de Narciso sentado en la orilla forma con su reflejo –rebajado de color, como es natural- un círculo que podríamos denominar círculo vicioso, en el sentido de que resulta imposible salir de él. Nada hay que nos induzca a mirar hacia fuera, a derecha ni a izquierda. La mirada de Narciso – en el centro mismo de ese rostro perfecto y esa melena pelirroja- nos orienta hacia la mirada del reflejo y la de éste nos devuelve de nuevo a la del muchacho, y así hasta el infinito. Lo mismo sucede con los demás elementos –los brazos, la rodilla, la manga-, pues todos encuentran eco en su correspondiente reflejo, por lo que nuestra atención se encuentra encarcelada dentro del círculo, mitad real, mitad virtual. Los vectores hacia abajo y hacia arriba se anulan mutuamente y el resultado es una composición totalmente cerrada y dinámicamente nula. Nada hay que nos dirija hacia dirección alguna y nada atrae nuestra atención sobre el resto.
--------Este esquema gráfico, que se puede ver adjunto, ilustra perfectamente el tema que nos ocupa: el sentirse el centro, la imposibilidad de mirar hacia algo que no sea la propia persona, el ombliguismo, la vanidad estúpida y el exagerado amor por uno mismo. Esta realidad se puede admitir en los niños, hasta una edad determinada y a partir de ella comienza a ser un problema y no pequeño. Se llama narcisismo.
--------Narciso no pudo conocerse a sí mismo y eso hizo que fuese incapaz de conocer el mundo. Cuando vio su reflejo, ignoraba que era sólo eso, un reflejo, y creyó que era real. Se enamoró de la quimera que descubrió en la superficie del agua y ésta lo condujo al desastre.


--------Caravaggio ya lo previó en cuanto se puso ante el lienzo en blanco y trazó el primer círculo vicioso, por supuesto- dentro del que pensaba encajar al muchacho y a su reflejo asesino...

sábado, 19 de junio de 2010

54 / LUCY IN THE SKY WITH DIAMONDS










--------Éste es el título de una conocida canción de los Beatles, habida cuenta de que las iniciales de los sustantivos son LSD, nombre de una droga muy en boga durante la época del movimiento hippy, porque suministraba a sus adeptos viajes alucinantes sin necesidad de billete y sin tener que salir ni de la casa ni de la cama.
--------El pintor Santiago Rusiñol, autor de este cuadro llamado La morfina que está en el Museo Cau Serrat de Sitges, es conocido entre los aficionados al arte por sus paisajes de los jardines de Aranjuez, a los que puso música el maestro Rodrigo. Pero, como buen hijo de su tiempo, el realismo imperante le incitó a buscar temas tomados de la vida cotidiana en sus aspectos más sórdidos.
--------Este es uno de ellos. La joven de la cama ni está enferma ni está durmiendo. Está viajando. Tras quitarse la bata negra con listas rojas, dejándose sólo un ligero camisón para estar cómoda, se ha acostado para inyectarse un trip de morfina y comenzar su vuelo intersideral. A juzgar por la mano derecha que agarra crispadamente la sábana, el alucinógeno aún no ha empezado a causar efecto del todo. Por entonces la morfina –y su versión más elaborada el láudano- era el único analgésico de que podía disponer un enfermo para calmar sus dolores. Y ya se sabe que, en estas cosas, del uso a la adicción existe una línea bastante delgada. El mismo artista sufrió esta aventura. Intentando sobrellevar una dolencia renal, cuando se vino a dar cuenta era un morfinómano y tuvo que ingresar en un sanatorio francés para desintoxicarse. Una vez limpio de nuevo, publicó algunos artículos en una revista de actualidad, narrando su experiencia personal como drogadicto.
--------Sobre esta sustancia hay algunos detalles curiosos. La morfina, un derivado del opio, fue descubierta por un mancebo de botica que hacía mezclas para mejorar los efectos de los sedantes. Así encontró este combinado al que le puso el nombre del dios Morfeo porque, como él, provocaba el sueño. Algunos años más tarde, un empleado de los laboratorios médicos Bayer aisló un derivado de la morfina, al que bautizó con el nombre de heroína porque, según él, no creaba adicción. Hasta que acabaron dándose cuenta de que su poder adictivo era muy superior al de la morfina. Desde entonces, jamás un producto creado con fines terapéuticos ha causado tantas desgracias a la raza humana, ni segado tantas vidas de jóvenes.
--------Pero puesto que no hablamos de recetas médicas, sino de un cuadro, observemos la delgadez de la muchacha –señal de que no es la primera vez que vuela-, la actitud indolente y de abandono de su cara –signo de que está comenzando el trip- y las manchas negras que aquí y allá limitan la cama –símbolos claros de que la muerte sobrevuela, con un plazo más corto o más largo, por la habitación.
--------Esta vez puede que la muchacha, acabado el efecto, regrese de su viaje sin maletas a su vida diaria pero, ¿y la próxima...?

sábado, 12 de junio de 2010

53 / UN PINTOR ARREPENTIDO


--------Según Ramón Gaya, Velázquez era un “pájaro solitario” y, según Ortega y Gasset, un “pintor dominguero”, que pintaba sólo cuando otras ocupaciones más importantes se lo permitían o cuando el Rey, su señor, se lo ordenaba. Como prueba, resulta curioso que en su biblioteca personal no hubiese apenas libros de pintura y sí de otras muchas disciplinas. Era lento y racional en el trabajo –tipo Leonardo- y además utilizaba capas muy finas de óleo, lo que hizo posible que se diera el fenómeno que explicamos a continuación.
--------Debido a sus múltiples ocupaciones aparte de la pintura, el artista encontraba difícil hacer un cuadro de un tirón y tenía que dejarlo y retomarlo varias veces a lo largo del proceso. Ello propiciaba que, por ejemplo, a raíz de un viaje a Italia o simplemente porque su concepto se iba modificando con el tiempo, cuando volvía a una obra dejada a medio, algo no le gustaba y hacía la correspondiente corrección. Cubría con pintura la parte errónea y repintaba la nueva. Pero –y precisamente por aplicar capas tan finas de óleo- con el tiempo la pintura vieja ha ido aflorando a través de la fina capa de encima y a consecuencia de ello tenemos los famosos “pentimenti” -en castellano “arrepentimientos”- de Velázquez. Los encontramos en muchas de sus obras, pero los más llamativos están quizá en este retrato, de título Felipe IV a caballo, actualmente en el Prado (Madrid).
--------Observando la cabeza del Rey vemos que, en un principio, estaba más echada hacia adelante, pero Velázquez borró la punta del sombrero, el perfil del rostro y el hombro de la armadura para inclinar la figura un poco hacia atrás. Igualmente podemos observar que la banda rosa primitivamente ondeaba al viento desde el hombro, pero fue cubierta con el cielo y ahora ondea desde la cintura. Y lo más curioso lo tenemos en las patas traseras del caballo en postura de corveta, inicialmente más adelantadas, al igual que la cola y que, al aflorar la capa inferior de pintura, nos produce la sensación de que el animal tiene cuatro patas traseras -dos reales y dos fantasmales- que, unidas a las dos delanteras, suman seis y más incluso, si observamos la parte derecha.
--------Es realmente difícil encontrar una obra de Velázquez en la que no se logre, con un poco de atención, encontrar algún “arrepentimiento” más o menos significativo. ¿Y eso qué nos quiere decir? Pues que, como ya hemos dicho antes, pintaba a ratos y había largos periodos de tiempo en que dejaba de trabajar en el cuadro en proceso; también que era un pintor exigente, dispuesto a corregir lo que fuera necesario para mejorar el resultado. Y, por último, que es posible que por su taller –dada su celebridad de pintor cortesano- pasara mucha gente que aportara opiniones, algunas de las cuales serían acogidas positivamente por el artista.
--------Pero lo cierto es que Velázquez ha sido, en muchas ocasiones, un pintor “arrepentido”, en el sentido de que su objetivo no era exactamente ser inmortal por su obra, sino por otros motivos. Pero ésa ya es otra historia...

domingo, 6 de junio de 2010

52 / EL SOL DE SOROLLA


--------A mi entender de aficionado, en la pintura española ha habido tres superdotados, llamémoslos gigantes: Mariano Fortuny, Eduardo Rosales y Joaquín Sorolla. Los dos primeros, por un destino fatídico, fallecieron muy jóvenes, alrededor de los cuarenta y dejaron, además de una carrera truncada, un océano de promesas que nunca verán la luz.
--------Sorolla, que vivió hasta los sesenta años de edad –bastante para esa época- sí pudo cumplir su carrera y dejarnos una cantidad ingente de obras, la casi totalidad de ellas de una calidad superior. Después de sus estudios en Roma, el artista valenciano pasa por una etapa de reivindicación social, con obras que hoy llamaríamos de protesta, denunciando las injusticias y las desigualdades de la sociedad.
--------Pero lo bueno aún estaba por llegar y llegó cuando el artista se lanzó a desarrollar, de manera febril, el estilo que se dio en llamar plenairismo. Sorolla descubrió la potencia del sol del Mediterráneo y la fuerza de los temas costumbristas que tenía a su alrededor, en las mismas playas de Nazaret de la capital valenciana, sin necesidad de recurrir –como Fortuny- a los temas exóticos y a las batallas en el desierto africano, ni tampoco –como Rosales- a los grandes temas de la historia. Personajes vivos, pescadores del día a día curtidos por el sol y el esfuerzo, esposas saliendo cada tarde a esperar el regreso de la barca, niños desnudos y niñas con túnicas largas jugando sobre la arena, donde las olas mueren. Y, sobre todo, la luz.
--------El cuadro de arriba se llama Pescadores valencianos, fue pintado en 1895 y pertenece a una colección particular. La sencillez de la composición, con las dos figuras principales formando, con la que está sentada en la barca, una diagonal de izquierda a derecha y el detalle de la vela incompleta, son fruto de la influencia de la fotografía. A finales del siglo XIX, con más de sesenta años transcurridos desde que Niepce y Daguerre hicieran sus primeros ensayos, los típicos esquemas estructurales del arte clásico –en cuadrado, en L o en X- han cedido ante la espontaneidad y el instante decisivo de la imagen fotográfica. Y prácticamente todos los pintores de ese tiempo notan la influencia.
--------En esta obra, aparte de los tres personajes anónimos, espléndidamente dibujados, hay dos protagonistas esenciales: uno es el mar, sometido a mil y un cambios de color, debido a factores como la profundidad, la espuma, la arena, las sombras de los personajes o la barca. El segundo es la luz. Una luz matizada, en este caso rojiza porque está cargada de atardecer con hora concreta: la hora exacta de la vuelta de la barca tras el día de faena. Los pescadores limpian las nasas mientras aguardan la llegada de los bueyes que han de arrastrar la barca fuera del agua. Y la luz brilla en las mismas nasas en forma de reflejos y palpita en los sombreros de paja y en la camisa blanca; deslumbra en la espuma ondulante, en la tela amarilla del velamen y en la vela blanca del barco que va por el horizonte. Una luz omnipresente, que hace explotar, a los ojos de Sorolla, el colorido de todo lo que nos rodea y las mutuas coloraciones de unos objetos sobre otros.
--------Joaquín Sorolla, llamado el pintor de la luz mediterránea, es un gigante que ha estado muchos años oculto, por recato o por vergüenza, pero que desde hace poco, con las exposiciones recientes, está empezando a manifestarse y a brillar con luz propia...