----------Estas son las víctimas de la revancha, el objetivo de la venganza. Ayer mismo -2 de mayo de 1808- todo Madrid se levantó contra el invasor con todo lo que tenía a mano y se consiguió matar a unos cuantos, entre ellos a algunos mamelucos, los más temidos de la vanguardia francesa. Pero hoy –madrugada del día 3-, tras el estallido inicial, las cosas han vuelto a su cauce y el ejército galo –los gabachos- dominan otra vez la situación. Y con el amanecer llega la hora del ajuste de cuentas.
----------Los han ido escogiendo entre los más fuertes en edad de combatir. No importan sus años ni su aspecto. Se trata de dar un escarmiento al pueblo de Madrid, para que se le quiten las ganas de meterse en más revueltas, y lo que más cuenta es el número. Cuantos más muertos mejor y más escarmentados quedarán estos palurdos españoles que tanto trabajo y preocupaciones están dando al ejército más poderoso del mundo.
----------Así lo vio Goya, oculto entre las sombras; tal vez así se lo contaron; puede que sólo se lo imaginara tal como aparece en el cuadro. El ejército francés es una poderosa máquina de matar, compacta y sin fisuras. Con cada descarga, al menos una decena de patriotas caen derribados por los impactos. Y son varias horas las que llevan disparando. El suelo está repleto de cadáveres que se apilan unos sobre otros ante la falta de espacio. Ahora le toca el turno al de la camisa blanca y los pantalones amarillos. No tiene nombre, es una figura anónima, pero levanta los brazos con gesto desafiante, sin miedo y con un punto de chulería. El pintor lo ha colocado justo en el cruce de los ejes de la proporción áurea, para que sea el centro absoluto de la escena, aquél hacia el que se dirigen todas las miradas y la luz del farol.
----------No muy lejos de allí, saltando a través del tiempo está Picasso, el mirón empedernido y el devorador del arte de los demás. Tiene una nueva idea para un cuadro y sueña con Goya. Piensa que, si cambia a los soldados franceses por un grupo de autómatas que responden ciegamente a las órdenes de su jefe-robot, todo tomará un aspecto distinto, más macabro, más morboso, más despreciable. Y luego cavila que, si en vez de hombres pone en la parte izquierda a mujeres y a niños inocentes, la cosa adquirirá un cariz de genocidio. Y aún otra vuelta de tuerca: pintando a algunas mujeres embarazadas, el horror se dispara y la escena se convierte en un crimen de lesa humanidad.
----------El cuadro se llama Las matanzas de Corea. Aun presentando los mismos elementos que Goya, Picasso ha logrado pasar de la crónica periodística al esquema simbólico. Aquella era una simple operación de castigo; esta escena es simplemente la matanza de los inocentes. Aquella produce dolor; ésta provoca asco, desprecio y ganas de vomitar ante la masacre de los débiles y los desvalidos.
----------Aquello fue un suceso histórico. Esta es una idea que se nos viene a los ojos: la guerra es perversa de por sí y, en ella, los inocentes se llevan siempre la peor parte...
Estoy leyendo sobre Picasso y buscando sus obras, asi cai en este blog.
ResponderEliminarConozco poco de pintura, muy buen aporte la comparacion que haces. Agrego el blog a mis favoritos para seguir leyendo
Muy buenas,
ResponderEliminareste comentario es brillante