domingo, 28 de noviembre de 2010

77 / LOS POMPIERS ATACAN..., ¡HUYAMOS!


----------A mediados del siglo XIX, los Salones de Arte parisinos se llenaron de figuras desnudas en las actitudes más variadas. Se puso de moda el intento neoclasicista de revivir y actualizar la antigüedad griega y romana y todos los pintores que se consideraban vanguardistas se aplicaron con locura a pintar guerreros y mujeres, todos ellos desnudos, en escenas que reflejaban los argumentos más variopintos. Los hombres casi siempre llevaban en la cabeza el casco de guerra que a algún crítico, harto del fenómeno, le trajo a la mente la figura de los bomberos; sólo que, en vez de llevar mangueras en las manos, llevaban espadas.

----------Por eso lo bautizaron como el estilo “pompier" (bombero en francés). Unos cuadros representaban heroicas hazañas del pasado y otros la vida cotidiana en Grecia y Roma, pero en todos aparecían con profusión guerreros con cascos de pompier y mujeres desnudas. Diciéndolo con palabras de entonces, “musculosos muchachos con casco de bombero y mozas en porretas por exigencias del guión”. En todos se busca con ahínco la proporción perfecta, el estilo acabado y relamido, el parecido y los temas trascendentes y teatrales. En sus actitudes, los personajes muestran una grandilocuencia petulante y un esteticismo ñoño y ridículo, rayano en la cursilería. Es la cumbre del academicismo y muchos espectadores tocaban el cielo con las manos ante tanta maravilla.

----------Los pompiers no eran malos pintores, sólo que se dejaban llevar por la vorágine de la moda pompier y se les iba la mano en la forma de exaltar lo que para ellos era la belleza, lo bonito y lo “mono”, sin sentido alguno del ridículo. Hoy diríamos que habían caído en las garras del kistch, del arte que sólo es apariencia y no aporta nada de contenido, ni en sus planteamientos plásticos –que persiguen con afán el parecido fotográfico- ni en sus argumentos, inmersos las más de las veces en la absoluta banalidad. Los mismos nombres de los artistas nos remiten a la rimbombancia, a la nobleza decadente y a lo cursi: Adolphe William Bouguereau –autor del cuadro de inicio-, Anne-Louis Girodet de Roussy-Trioson -que pintó el siguiente, llamado La muerte de Endimión-, Eugène Emmanuel Amaury Pineu Duval -que perpetró ese cursilísimo Nacimiento de Venus de la figura 3- y el mismo Jean Louis David que, perdido ya su empuje revolucionario y napoleónico, se refugió en el estilo pompier, como se puede ver en la última imagen, Venus y Marte. Y corto porque la lista se haría interminable...

----------Se trata de un tipo de pintura relamido, carente de fuerza y rebosante, en cambio, “de tetas o musculitos en composiciones grecorromanas inverosímiles con muchachitas tiznadas o desarrapadas con cara lánguida”. Y venga a montar salones oficiales llenos de desnudos, de cascos y de pompiers sin manguera, hasta que la gente quedó saturada y se cansó. La situación llegó a ser insostenible y estaba pidiendo a gritos un cambio...

----------Este cambio vino de la mano y los pinceles de Courbet y más tarde de Manet que, hartos de antigüedades y de gestas heroicas, plantaron su caballete ante la realidad viva del día a día y cerraron los ojos al pasado, abriéndolos al futuro.

Y ese futuro se llamó Impresionismo. Así, como suena…

domingo, 21 de noviembre de 2010

76 / COPIANDO COMO DESCOSIDOS



----------¿Realmente cree la gente que los artistas, incluso los más conocidos o famosos, los creadores de corrientes plásticas, han sido totalmente originales? Esta es una pregunta a la que es difícil contestar de manera afirmativa. Los motivos para el arte son infinitos, pero a lo largo de su historia se han ido creando unos géneros –el desnudo, el paisaje, el bodegón, el retrato, etc.- que se han llegado a convertir en lugares comunes, en pozos de los que todo el mundo ha ido sacando agua en forma de inspiración.
----------Es un hecho que Goya, en su juventud, hizo copias de cuadros de Velázquez; Rubens fusiló, con leves cambios, cuadros del Caravaggio y de otros autores; del gran Picasso ni hablamos, pues se le considera el gran devorador de las obras de los otros. Hace tiempo pronuncié varias veces una conferencia con diapositivas en la que analizaba de dónde había extraído Picasso muchos de sus temas y las numerosas interpretaciones que había llegado a hacer de las obras de otros autores. Y esta lista es interminable. Basten como botón de muestra las más de cincuenta versiones sobre las Meninas que hay en el Museo Picasso de Barcelona, en pleno Barrio Gótico.
----------Hace poco me encontré con una imagen curiosa cuyo autor no es excesivamente conocido por el gran público, aunque sí por los estudiosos del Arte. Se trata de Francis Picabia que, en el periodo entre guerras, batalló en la corriente surrealista en la que también militaron Max Ernst, André Breton, Óscar Domínguez y el mismo Salvador Dalí. El cuadro, pintado antes de su época surrealista, se llama Mujeres con bulldog y está en el Centro Pompidou de París. Como podéis ver arriba, se trata de dos mujeres sobre una cama, una arrodillada y otra tendida con una boa sobre el cuerpo. Entre ellas reposa un perro de la raza Bulldog, de pelaje blanco y
negro. Al fondo, una ventana con celosía emplomada deja ver un árbol seco. Todo muy normal...
----------Pero el azar quiso que, por pura casualidad, encontrase también en un libro el motivo de inspiración que
tuvo Picabia para este cuadro: una simple y vulgar fotografía publicitaria aparecida en una revista de modas, nada importante por otra parte. Entonces aún no existía el color en las reproducciones sobre papel. La mujer está sola sobre la cama y una cortina sirve de fondo a la escena. Ha introducido novedades y ha cambiado algunas cosas. La relación es palpable, desde luego, pero ¿podemos hablar de plagio? ¿Se trata de una sublimación de una fotografía vulgar? ¿Es el artista –aunque se trate de uno reconocido socialmente- un demiurgo capaz de inocular arte a lo que no es más que una simple imagen publicitaria? Por aquel entonces, otro miembro del grupo surrealista, Marcel Duchamp, había cogido un urinario industrial y lo había expuesto en una galería de arte, con el título Fuente y su firma, con lo que su precio subió incontables enteros. ¿Sucede algo parecido con esta imagen?
----------Mientras dejamos estas cuestiones pendientes para que cada uno se responda, llega el mismísimo Francis Picabia y, después de un largo momento de reflexión, abre la boca y suelta: “Nuestra cabeza es redonda para que el pensamiento pueda cambiar de dirección”.
----------Y se queda tan pancho, oyes, te lo juro...

lunes, 15 de noviembre de 2010

75 / DURERO vs DURERO







----------Alberto Durero tenía una altura intelectual pasmosa y estaba al mismo nivel que los grandes humanistas italianos, Leonardo y cía., pero tuvo la -¿mala?- suerte de nacer en Alemania pues, en temas de arte, la cultura germánica se nos queda, lamentablemente, bastante lejana. Los primeros años de su vida y de aprendizaje sentía una curiosidad casi malsana por su propio rostro y nos fue dejando una serie de autorretratos, mostrando sin pudor alguno cómo un joven se va haciendo hombre, no delante de la cámara –que aún no existía- pero sí delante de su espejo y su pincel.
----------En la primera de las ilustraciones aparece como un muchacho ya salido de la adolescencia, con 22 años y toda la vida por delante. Sin duda es el típico retrato de los llamados “de noviazgo”, con los que el pretendiente se daba a conocer a la novia antes de firmar el compromiso. En la mano derecha lleva una flor de cardo, símbolo de fidelidad masculina. Se casó con Ana Frey y no sabemos si fue fiel o no, pero parece probado que su matrimonio no resultó demasiado feliz.
-----------En el segundo autorretrato ya tiene 26 años y está empezando a ser conocido. Esta versión parece prácticamente la misma que la del cuadro anterior, salvo que se ha dejado bigote y barba y se ha rizado el pelo. Deja caer la capa con coquetería desde el hombro izquierdo y ya no necesita símbolos en sus manos, que cruza con relajación. En cambio, sí que abre una ventana al campo alemán al estilo de los retratos italianos, pues ya ha visitado Roma. Se está abriendo al mundo que se le presenta como un objetivo a conquistar con las únicas armas de sus pinceles y de su genio.
----------Pero algo sucede por entonces que le hace tomar una confianza imparable en sí mismo. Sin duda nuestro hombre, cumplidos los 28 años –tercera imagen-, es otra persona que ha dejado atrás para siempre las dudas y las vacilaciones de juventud y ha entrado de repente en la madurez. Se siente nada menos que todo un hombre. Se quita el sombrero, se despoja de los vistosos trajes a la moda y se coloca un austero abrigo marrón con cuello de piel para retratarse de nuevo. El cabello sigue ondulado de manera aún más persistente. Ya no nos mira de soslayo, como en los dos primeros retratos. Ahora se planta de frente, cara a cara al mundo y a nosotros, los espectadores, desafiante y como quien no tiene nada que ocultar. A partir de aquí se manifiesta el Durero de los grandes apostolados sobre tabla, el naturalista incansable y ante todo curioso, el grabador inquieto que siente afán por experimentar las nuevas técnicas de reproducción. En resumen, pinta el retrato de un genio.
----------Pero –todos lo sabemos- también los genios tienen flaquezas, aunque nunca en su arte. Algún tiempo más tarde nota un dolor en el vientre, que no termina de quitársele. Pero su trabajo es lo primero y no tiene tiempo de visitar al médico. Así que se dibuja otro autorretrato –esta vez a plumilla sobre un simple papel- y se lo manda al médico escribiéndole en la parte superior y en alemán: “Noto un bulto aquí y me duele. ¿Qué tengo?”
Parece que sólo se trataba de una pequeña inflamación en el bazo, a consecuencia de unas fiebres palúdicas que contrajo en Italia durante uno de sus viajes. Menos mal...

lunes, 8 de noviembre de 2010

73 / EL GUERNICA Y SU PADRE


----------Cuando Picasso recibió del valenciano Josep Renau, por entonces director del Museo del Prado, el encargo de pintar un cuadro de grandes dimensiones para el Pabellón Español de la Exposición Internacional de 1937, se quedó más bien frío. Se pasó semanas y meses sin saber qué hacer hasta que, mirando unas fotos periodísticas del bombardeo de Guernica, se le encendió la bombilla y encontró el tema.
----------Pensó que debía ser algo en blanco y negro para potenciar el efecto dramático. Y también porque la prensa hablaba de que el aire de la ciudad vasca estaba cargado de un humo gris procedente de las bombas de aluminio alemanas recién estrenadas. Decidió que estaría trabajado en estilo cubista o poscubista, porque lo tenía reciente y se encontraba cómodo en esa forma de trabajar.
----------Bien, ya tenía el tema y el estilo pero ¿y la iconografía? ¿Qué figuras meter en un lienzo de más de 3x7 metros? ¿Aviones, soldados, bodegones, lo más tópico de lo tópico en un cuadro más sobre la guerra? ¿Algo histórico, lejano y legendario, o algo próximo y reciente, capaz de conmover al público y orientarlo hacia la causa republicana?
----------¡Y entonces le saltó la chispa! Echó mano de una carpeta donde guardaba las obras de los últimos años, encontró un grabado sobre plancha de zinc llamado Minotauromaquia y pensó: Una reelaboración de estas figuras sin duda me sacará del apuro. Y respiró con alivio, porque sólo quedaba el trabajo de llevar el tema a la tela. Para él la faena más sencilla.
----------El resto se queda a nuestra observación. En efecto, ambas obras –el Guernica y el grabado- contienen unas figuras a las que podemos encontrar una clara equivalencia. En el grande hay un toro y en el pequeño un Minotauro, hombre con cabeza de toro. En ambos aparece un caballo herido. En el lienzo una mujer porta un quinqué y en el papel una niña lleva una vela en la mano izquierda y unas flores en la derecha; también hay flores en el Guernica. En el primero otra mujer, a la derecha, se arroja ardiendo desde lo alto de una escalera y en el grabado un hombre con barba sube -¿o baja?- por otra escalera. En la parte superior de ambos, más mujeres se asoman a una ventana. Y la paloma, moribunda o no, está presente en las dos representaciones. La mujer-torero herida de muerte encuentra su eco en el guerrero destrozado del rincón inferior izquierdo. Por último, en ambas obras los personajes se mueven de derecha a izquierda. Y en las dos hay espadas.
---------- ¿Casualidad? Lo dudo, pues sería demasiada coincidencia. Picasso, el mayor copión de la historia del arte, en esta ocasión se copia a sí mismo y sale victorioso de la empresa. Pero los que admiramos su genialidad estamos contentos de haberlo pillado in fraganti y de conocer, por fin, el origen de la iconografía del Guernica.
----------¿Y la iconología, o sea, el significado y la símbología de cada uno de estos personajes? Pues eso, amigos, tendrá que quedarse para otra ocasión...

miércoles, 3 de noviembre de 2010

72 / EL HILO DE ARIADNA




----------El rey Minos gobernaba con mano firme la isla de Creta. Por razones que ahora no vienen a cuento, su esposa Perséfone tuvo un hijo monstruoso, mitad hombre, mitad toro: el Minotauro. Cuando creció llegó a ser muy violento, por lo que su padre mandó construir un laberinto donde lo encerró y del que no podía salir.
----------Por otra parte, Teseo era hijo del rey Egeo y ya había realizado proezas importantes cuando recibió el encargo –que nadie había podido llevar a cabo- de matar al Minotauro. La hija de Minos, Ariadna, quedó prendada de la prestancia y valor del héroe, por lo que se ofreció a ayudarle y le dio un ovillo de hilo que Teseo fue soltando por el laberinto hasta que, muerto ya el Minotauro, el mismo hilo le sirvió de referencia para el camino de vuelta. Así ambos –Teseo y Ariadna- quedaron comprometidos y se fueron juntos de luna de miel a la isla de Naxos.
----------Pero el tal Teseo resultó ser un héroe veleidoso porque, aprovechando que Ariadna se quedó dormida en la playa, la abandonó y siguió victorioso hacia Atenas con una mujer más joven. A partir de entonces, la tragedia no lo abandonó en ningún momento.
----------¿Qué fue de Ariadna? En la playa la encontró el dios Dionisos, que se casó con ella y le dio la inmortalidad, convirtiéndola en la constelación Corona Borealis que, milagrosamente, hemos visto anteriormente aparecer en las Meninas (entrega 61). Hasta aquí la mitología pero ¿y el Arte?
----------De Ariadna dormida –primera imagen- tenemos en el Prado una excelente escultura de bulto redondo y mármol blanco. Apoya la cabeza sobre uno de los brazos y echa el otro por encima en actitud de dejadez y somnolencia. Resalta en ella el maravilloso trabajo de los pliegues de la túnica, realizados con un primor y un detalle maravillosos. Fue adquirida por Velázquez en uno de los viajes que hizo a Italia para comprar obras de arte con destino a las colecciones reales y por eso forma parte actualmente de la Pinacoteca Nacional.
----------Esta escultura es la misma que el mismo Velázquez pintó en uno de los dos paisajes de Villa Médicis (ver imagen adjunta), en Roma, en el mismo viaje a Italia y que vemos a la sombra de esa construcción clásica llamada serliana –inventada por el arquitecto Serlini-, formada por un arco central y dos puertas a ambos lados, que tenía fines decorativos. La crítica dice que estos dos paisajes son los primeros cuadros pintados del natural, directamente en el sitio y con el motivo delante. También se comenta que este cuadro y su gemelo son las primeras obras realizadas con estilo impresionista, debido a los juegos de sol y sombra y a la soltura de las pequeñas pinceladas.
En ese caso tendríamos impresionismo de alto voltaje dos siglos antes de que el Impresionismo apareciese en Francia, con Manet y Monet a la cabeza. ¡Toma vanguardia...!