--------Narciso era hijo del dios-río Cefiso. Al poco de nacer, un adivino auguró a su madre que el muchacho tendría una gran belleza, lo que sería para él causa de perdición si se miraba en un espejo y llegaba a ver su rostro. Su madre retiró todos los espejos de su entorno y el niño fue creciendo sin llegar a conocer su propio aspecto. Pero, cuando entró en la adolescencia, un día que iba huyendo de la pesada Eco, que sólo sabía repetir lo último que él decía, se encontró en mitad del bosque con un río al que se acercó para refrescarse. Entonces descubrió su cara reflejada en el espejo del agua, quedó prendado de sí mismo y fue lentamente languideciendo de amor y melancolía hasta que murió. Los dioses, conmovidos, lo convirtieron en una flor amarilla que crece junto a las corrientes y que se llama así precisamente, narciso.
--------Este cuadro de Caravaggio –que está en la Galería de Arte Antiguo de Roma- representa el momento álgido de este argumento y nos va a servir como excusa para reflexionar sobre la unión que se da en toda obra de arte entre el motivo y el esquema gráfico a partir del cual está estructurada. Intentaremos, al menos de vez en cuando, hablar con el lenguaje del arte.
--------La figura de Narciso sentado en la orilla forma con su reflejo –rebajado de color, como es natural- un círculo que podríamos denominar círculo vicioso, en el sentido de que resulta imposible salir de él. Nada hay que nos induzca a mirar hacia fuera, a derecha ni a izquierda. La mirada de Narciso – en el centro mismo de ese rostro perfecto y esa melena pelirroja- nos orienta hacia la mirada del reflejo y la de éste nos devuelve de nuevo a la del muchacho, y así hasta el infinito. Lo mismo sucede con los demás elementos –los brazos, la rodilla, la manga-, pues todos encuentran eco en su correspondiente reflejo, por lo que nuestra atención se encuentra encarcelada dentro del círculo, mitad real, mitad virtual. Los vectores hacia abajo y hacia arriba se anulan mutuamente y el resultado es una composición totalmente cerrada y dinámicamente nula. Nada hay que nos dirija hacia dirección alguna y nada atrae nuestra atención sobre el resto.
--------Este esquema gráfico, que se puede ver adjunto, ilustra perfectamente el tema que nos ocupa: el sentirse el centro, la imposibilidad de mirar hacia algo que no sea la propia persona, el ombliguismo, la vanidad estúpida y el exagerado amor por uno mismo. Esta realidad se puede admitir en los niños, hasta una edad determinada y a partir de ella comienza a ser un problema y no pequeño. Se llama narcisismo.
--------Narciso no pudo conocerse a sí mismo y eso hizo que fuese incapaz de conocer el mundo. Cuando vio su reflejo, ignoraba que era sólo eso, un reflejo, y creyó que era real. Se enamoró de la quimera que descubrió en la superficie del agua y ésta lo condujo al desastre.
--------Este cuadro de Caravaggio –que está en la Galería de Arte Antiguo de Roma- representa el momento álgido de este argumento y nos va a servir como excusa para reflexionar sobre la unión que se da en toda obra de arte entre el motivo y el esquema gráfico a partir del cual está estructurada. Intentaremos, al menos de vez en cuando, hablar con el lenguaje del arte.
--------La figura de Narciso sentado en la orilla forma con su reflejo –rebajado de color, como es natural- un círculo que podríamos denominar círculo vicioso, en el sentido de que resulta imposible salir de él. Nada hay que nos induzca a mirar hacia fuera, a derecha ni a izquierda. La mirada de Narciso – en el centro mismo de ese rostro perfecto y esa melena pelirroja- nos orienta hacia la mirada del reflejo y la de éste nos devuelve de nuevo a la del muchacho, y así hasta el infinito. Lo mismo sucede con los demás elementos –los brazos, la rodilla, la manga-, pues todos encuentran eco en su correspondiente reflejo, por lo que nuestra atención se encuentra encarcelada dentro del círculo, mitad real, mitad virtual. Los vectores hacia abajo y hacia arriba se anulan mutuamente y el resultado es una composición totalmente cerrada y dinámicamente nula. Nada hay que nos dirija hacia dirección alguna y nada atrae nuestra atención sobre el resto.
--------Este esquema gráfico, que se puede ver adjunto, ilustra perfectamente el tema que nos ocupa: el sentirse el centro, la imposibilidad de mirar hacia algo que no sea la propia persona, el ombliguismo, la vanidad estúpida y el exagerado amor por uno mismo. Esta realidad se puede admitir en los niños, hasta una edad determinada y a partir de ella comienza a ser un problema y no pequeño. Se llama narcisismo.
--------Narciso no pudo conocerse a sí mismo y eso hizo que fuese incapaz de conocer el mundo. Cuando vio su reflejo, ignoraba que era sólo eso, un reflejo, y creyó que era real. Se enamoró de la quimera que descubrió en la superficie del agua y ésta lo condujo al desastre.
--------Caravaggio ya lo previó en cuanto se puso ante el lienzo en blanco y trazó el primer círculo –vicioso, por supuesto- dentro del que pensaba encajar al muchacho y a su reflejo asesino...
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