--------Éste es el título de una conocida canción de los Beatles, habida cuenta de que las iniciales de los sustantivos son LSD, nombre de una droga muy en boga durante la época del movimiento hippy, porque suministraba a sus adeptos viajes alucinantes sin necesidad de billete y sin tener que salir ni de la casa ni de la cama.
--------El pintor Santiago Rusiñol, autor de este cuadro llamado La morfina que está en el Museo Cau Serrat de Sitges, es conocido entre los aficionados al arte por sus paisajes de los jardines de Aranjuez, a los que puso música el maestro Rodrigo. Pero, como buen hijo de su tiempo, el realismo imperante le incitó a buscar temas tomados de la vida cotidiana en sus aspectos más sórdidos.
--------Este es uno de ellos. La joven de la cama ni está enferma ni está durmiendo. Está viajando. Tras quitarse la bata negra con listas rojas, dejándose sólo un ligero camisón para estar cómoda, se ha acostado para inyectarse un trip de morfina y comenzar su vuelo intersideral. A juzgar por la mano derecha que agarra crispadamente la sábana, el alucinógeno aún no ha empezado a causar efecto del todo. Por entonces la morfina –y su versión más elaborada el láudano- era el único analgésico de que podía disponer un enfermo para calmar sus dolores. Y ya se sabe que, en estas cosas, del uso a la adicción existe una línea bastante delgada. El mismo artista sufrió esta aventura. Intentando sobrellevar una dolencia renal, cuando se vino a dar cuenta era un morfinómano y tuvo que ingresar en un sanatorio francés para desintoxicarse. Una vez limpio de nuevo, publicó algunos artículos en una revista de actualidad, narrando su experiencia personal como drogadicto.
--------Sobre esta sustancia hay algunos detalles curiosos. La morfina, un derivado del opio, fue descubierta por un mancebo de botica que hacía mezclas para mejorar los efectos de los sedantes. Así encontró este combinado al que le puso el nombre del dios Morfeo porque, como él, provocaba el sueño. Algunos años más tarde, un empleado de los laboratorios médicos Bayer aisló un derivado de la morfina, al que bautizó con el nombre de heroína porque, según él, no creaba adicción. Hasta que acabaron dándose cuenta de que su poder adictivo era muy superior al de la morfina. Desde entonces, jamás un producto creado con fines terapéuticos ha causado tantas desgracias a la raza humana, ni segado tantas vidas de jóvenes.
--------Pero puesto que no hablamos de recetas médicas, sino de un cuadro, observemos la delgadez de la muchacha –señal de que no es la primera vez que vuela-, la actitud indolente y de abandono de su cara –signo de que está comenzando el trip- y las manchas negras que aquí y allá limitan la cama –símbolos claros de que la muerte sobrevuela, con un plazo más corto o más largo, por la habitación.
--------Esta vez puede que la muchacha, acabado el efecto, regrese de su viaje sin maletas a su vida diaria pero, ¿y la próxima...?
--------El pintor Santiago Rusiñol, autor de este cuadro llamado La morfina que está en el Museo Cau Serrat de Sitges, es conocido entre los aficionados al arte por sus paisajes de los jardines de Aranjuez, a los que puso música el maestro Rodrigo. Pero, como buen hijo de su tiempo, el realismo imperante le incitó a buscar temas tomados de la vida cotidiana en sus aspectos más sórdidos.
--------Este es uno de ellos. La joven de la cama ni está enferma ni está durmiendo. Está viajando. Tras quitarse la bata negra con listas rojas, dejándose sólo un ligero camisón para estar cómoda, se ha acostado para inyectarse un trip de morfina y comenzar su vuelo intersideral. A juzgar por la mano derecha que agarra crispadamente la sábana, el alucinógeno aún no ha empezado a causar efecto del todo. Por entonces la morfina –y su versión más elaborada el láudano- era el único analgésico de que podía disponer un enfermo para calmar sus dolores. Y ya se sabe que, en estas cosas, del uso a la adicción existe una línea bastante delgada. El mismo artista sufrió esta aventura. Intentando sobrellevar una dolencia renal, cuando se vino a dar cuenta era un morfinómano y tuvo que ingresar en un sanatorio francés para desintoxicarse. Una vez limpio de nuevo, publicó algunos artículos en una revista de actualidad, narrando su experiencia personal como drogadicto.
--------Sobre esta sustancia hay algunos detalles curiosos. La morfina, un derivado del opio, fue descubierta por un mancebo de botica que hacía mezclas para mejorar los efectos de los sedantes. Así encontró este combinado al que le puso el nombre del dios Morfeo porque, como él, provocaba el sueño. Algunos años más tarde, un empleado de los laboratorios médicos Bayer aisló un derivado de la morfina, al que bautizó con el nombre de heroína porque, según él, no creaba adicción. Hasta que acabaron dándose cuenta de que su poder adictivo era muy superior al de la morfina. Desde entonces, jamás un producto creado con fines terapéuticos ha causado tantas desgracias a la raza humana, ni segado tantas vidas de jóvenes.
--------Pero puesto que no hablamos de recetas médicas, sino de un cuadro, observemos la delgadez de la muchacha –señal de que no es la primera vez que vuela-, la actitud indolente y de abandono de su cara –signo de que está comenzando el trip- y las manchas negras que aquí y allá limitan la cama –símbolos claros de que la muerte sobrevuela, con un plazo más corto o más largo, por la habitación.
--------Esta vez puede que la muchacha, acabado el efecto, regrese de su viaje sin maletas a su vida diaria pero, ¿y la próxima...?
Es una pintura impresionante. Impacta su aparente sencillez, que está impregnada de esos pequeños detalles de la mano crispada, las sombras, el rostro ansioso... Me ha gustado mucho. Gracias por tus sabios comentarios.
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