sábado, 26 de diciembre de 2009

29 / UNA FAMILIA MUY NAVIDEÑA


--------Velázquez no fue nunca un pintor excesivamente aficionado a los temas religiosos. Trata los argumentos, incluso los mitológicos, con una naturalidad pasmosa, resaltando a los hombres por encima de los dioses. Tal vez por eso la perspicacia del pueblo ha rebautizado sus cuadros, llamando al Triunfo de Baco sencillamente Los borrachos o a La fábula de Aracné con el título más cercano de Las hilanderas. Y, en la misma línea, el rimbombante título de Retrato de la familia real ha venido a llamarse escuetamente Las Meninas.
--------Esta obra, llamada La adoración de los Magos fue pintada en 1619 y se encuentra en el Museo del Prado de Madrid. Vista la austeridad de los trajes y la naturalidad de la escena, más que un encuentro entre el poder y el lujo exótico de los Reyes Magos de Oriente y la oculta divinidad de un recién nacido, parece simplemente una reunión familiar a la caída de la tarde. Ni brocados, ni camellos, ni pajes, ni grandes mantos de seda; y, por no haber, ni cueva, ni pesebre, ni portal, ni mula, ni buey.
--------En efecto, bien mirado, estamos asistiendo a una simple reunión familiar camuflada de escena bíblica. Veamos: la Virgen, de manos grandes y trabajadas, no es otra que la esposa de Velázquez, Juana Pacheco. El niño Jesús no es tal niño, sino la hija, Francisca de nombre, del pintor, nacida ese mismo año. El rey que se arrodilla en primer término, Gaspar, es el mismo Diego Velázquez en actitud de ofrecer al Niño una copa con algún presente –oro, incienso o mirra. Detrás de él, con perilla, encontramos a su suegro y maestro, Francisco Pacheco, jugando a hacer de Melchor y llevando otra copa en sus manos. De pie, al fondo, vemos al rey negro Baltasar, que de negro sólo tiene el color y no los rasgos – más bien parece un blanco pintarrajeado- que está representado por un hermano del pintor. El muchacho de la izquierda es un modelo habitual, pues ya lo hemos visto en varios cuadros anteriores haciendo de comparsa. Sólo la figura de San José, a la derecha, parece inventada por el mismo Velázquez, sin recurrir a un modelo del natural. Y se nota porque, aparte de que es de una calidad pictórica muy inferior al resto de figuras, nos da la impresión de que no se entera de lo que está pasando.
--------Toda la escena está envuelta en sombra, según la técnica tenebrista que, desde joven ha aprendido del italiano Caravaggio y sólo unos contados golpes de luz le sirven para resaltar parte de los rostros y algunas zonas de las telas, provocando unos efectos de volumen impresionantes. Y, como cierre, dos detalles: en medio de un mar de sombras, tiene el acierto de vestir al Niño y a la Virgen con prendas blancas para que sean el centro de nuestra atención. Y ese toque de la puntilla blanca en el cuello del negro hace, sin duda que, por contraste, su cara aparezca aún más negra de lo que es.
--------Toda la familia reunida para tomar el té –mejor un chocolate típico español-, antes de que el sol termine de esconderse al fondo por el horizonte. Es Navidad y han llegado los Reyes Magos...

1 comentario:

  1. Estos Reyes Magos llegaron a mi casa en forma de postal de Navidad de El Corte Inglés :D
    Me ha encantado tu descripción del cuadro

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