sábado, 12 de diciembre de 2009

27 / LA AMENAZA DE ANDRÓMEDA




--------Este es el título de una excelente película dirigida en 1971 por Robert Wise a partir de una no menos excelente novela de Michael Crichton. La Andrómeda de la que en ella se trata es nada menos que un virus letal que ataca a un pueblo, matando a todos sus habitantes, excepto a un bebé, a un borracho y no recuerdo bien si a algún perro. Recomendable.
--------Pero hoy hablamos de la Andrómeda mitológica, la hija de Cefeso y Casiopea. Esta última, farolera como ella sola, alardeaba de ser más hermosa que todas las hijas de Nereo juntas –nada menos que cincuenta Nereidas, todas monísimas. El dios, enfurecido, envió un monstruo marino que asolaba la zona. El oráculo de turno dijo a Cefeso que la plaga no acabaría si no sacrificaba al monstruo a su hija Andrómeda. La muchacha fue amarrada a unas rocas de la costa, hasta que pasó el valiente Perseo a lomos de su caballo volador Pegaso. Usando su capa invisible, nuestro intrépido jinete acabó con el animal y se casó con la chica. Y colorín colorado...
--------Esta es la mitología, pero ¿y el arte qué? Rembrandt hizo una escueta versión del mito –imagen de arriba-, atando a las rocas, junto a la orilla del mar, a una Andrómeda que no es gran cosa. De joven nada, de belleza poco y no parece una buena elección para atraer la atención del dragón marino. Una barriguita algo prominente y un rostro poco agraciado nos da una idea de cuál era el canon de belleza entre los holandeses del siglo XVII. Ni un solo detalle más, puesto que todo está envuelto por una oscuridad profunda.
--------Más llamativa es la versión que hizo el francés Ingres en la otra imagen. Aquí sí que la doncella tiene un cuerpo de campeonato, capaz de despertar al monstruo que se arrastra a sus pies con cara de asustado. No es para menos, puesto que el valiente paladín, montado en un grifo –mezcla de caballo y águila- ataca con su larga pica, impidiendo que el dragón se meriende a la muchacha. ¡Qué hermosura de capa de seda ondea al viento detrás del campeón, que está deslumbrante con su armadura dorada repujada al fuego!
--------¡Lástima, amigos, que esta no es Andrómeda, ni el caballero es Perseo! Se trata de una historia similar, en la que un tal Roger libera a Angélica. Realmente no es otra cosa que una versión cristianizada del mito griego y la narra el poeta Ariosto en su epopeya Orlando furioso, ayudando así a crear otro mito, el del caballero andante medieval que lucha por defender a las doncellas y a los menesterosos, sobre todo a las doncellas que son lo suyo. Ya sabemos que Roger, al igual que Perseo, pasaba por allí. Aún aparecerá una versión más cristianizada protagonizada por el caballero San Jorge, experto en acabar con los dragones y en darles su merecido.
--------Volvamos, antes de acabar, a disfrutar una vez más del hermoso cuerpo de la chica; pero ¿qué veo? ¿Qué bulto tiene en el cuello? Realmente feo, pero ahí está. Hay quien dice que esa inflamación tan llamativa no es otra cosa que un simple bocio. ¿¿La bella Andrómeda con bocio?? Otros se atreven a decir que Ingres le ha puesto a Andrómeda en el cuello un tercer seno, similar a los dos que ya ostenta en su pecho, estos sí, hermosos y tersos. ¿Caprichos del pintor francés, nacido en Montauban, que acabó ganándose a pulso fama de viejo verde?
--------¡Qué queréis que os diga! El cuerpo juvenil de Andrómeda ya no es lo mismo con ese bulto de aspecto repelente en su cuello. Y si no, preguntadle al monstruo que tiene una cara de pasmado que no puede con ella...

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