sábado, 17 de julio de 2010

58 / UN ESPEJO PARA CAZAR CRÍAS DE TIGRE


--------Jurgis Baltrusitis, en su excelente ensayo El espejo (Editorial Miraguano-Polifemo, 1988), nos describe con detalle y de forma documentada los diferentes usos que los espejos han tenido a lo largo de la historia. Uno de los más curiosos ha sido el de ser utilizado para cazar tigres. Justo como lo oyes, amigo, nada menos que para cazar tigres... ¿Cómo es esto posible?
--------El historiador Plinio cuenta este curioso y exótico método de caza como sigue:

---------El cazador se acerca a la guarida del tigre dispuesto a robarle sus cachorros. Debe ir provisto de un espejo esférico, que devuelve a quien se mira en él una imagen reducida de sí mismo. Una vez que el cazador -aprovechando un descuido de la tigresa- le arrebata las crías y sale al galope en su caballo, la fiera lo perseguirá con saña para recuperar a sus hijos. El hombre, entonces, arroja al suelo el espejo. La tigresa, movida por su natural curiosidad, se detendrá a mirarse en él y, al ver reflejada en la esfera una imagen reducida de sí misma, creerá que es uno de sus hijos y regresará tan contenta a la cueva con él. De esta forma, el cazador podrá huir ileso con los cachorros.
--------Varias referencias posteriores apoyan este planteamiento. En el famoso tapiz de Bayeux La Dama y el Unicornio, éste se mira en un espejo convexo que le presenta aquélla y se ve considerablemente más pequeño. San Ambrosio (340-397), obispo de Milán y numerosos Bestiarios posteriores recomiendan el uso de espejos esféricos, por ser los más adecuados para devolver imágenes reducidas. Algunas versiones aconsejan al cazador llevar, no un solo espejo esférico sino un rosario de ellos, y deberá ir soltándolos en la huida periódicamente, pues la tigresa lo perseguirá hasta que crea haber recuperado la totalidad de la camada, ya que no se contenta con recuperar sólo a algunas de sus crías. Incluso algún comentarista advierte que si equivocadamente se comete el error de utilizar espejos planos y anchos, la tigresa terminará por darse cuenta de la superchería y, enfurecida, cargará contra ellos, haciéndolos añicos. ¡Pobre entonces del cazador! No quedarán de él ni los huesos.
--------Y, como no puede faltar, una moraleja: “No debemos ser semejantes a los tigres. Cada uno de nosotros debe guardar su cría, es decir, el alma. El cazador nos acecha con su espejo para arrebatarnos el alma y confundirnos. Los espejos son las grandes codicias y las grandes decepciones del mundo. Al arrojarnos los espejos, el cazador nos deja nuestras ilusiones y se lleva nuestra cría...”
--------Por eso nos conviene estar atentos y llevar siempre, por si acaso, un espejo esférico encima, no vaya a ser que...

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