domingo, 11 de octubre de 2009

¡FELICES SUEÑOS, SUE!

             Este cuadro es la bomba en todos los sentidos. Lo hizo en 1995 un -a mi parecer- magnífico pintor llamado Lucien Freud, por cierto, nieto del famoso psicoanalista vienés. Este hombre, en su juventud, formó parte de la que se dio en llamar la "Escuela de Londres", grupo no excesivamente conocido, al tiempo que se dejaba llevar por las influencias de la escuela francesa del desnudo, basada sobre todo en Boucher, Courbet y Manet, entre otros. De ellos tomó ese toque descarnado en la presentación de los modelos, esa ausencia de pudor victoriano, podríase decir, que también se respira en otros autores como Egon Schiele o Bacon.

            Pronto se especializó en el retrato –la serie Naked portraits- y hasta hizo el de la reina Isabel II, por cierto con escaso éxito. De los modelos, según él mismo, "le interesaba lo que hay dentro de sus cabezas" más que el aspecto exterior.

            Esta afirmación es fácilmente comprobable en el cuadro que nos ocupa, titulado Benefits supervisor sleeping, algo así como La funcionaria del subsidio durmiendo. Lo de durmiendo está claro, y lo de funcionaria de subsidio se debe a que esta mujer, llamada Sue Tilly, trabajaba en una oficina de empleo en Londres, donde el autor la conoció y pudo percibir de inmediato su masiva presencia.

            Lucien trabaja con criterios antirretóricos y siempre buscando la auténtica corporeidad del modelo cuyo cuerpo, en este caso, se desparrama como un torrente e invade el sofá a la vez que nuestra capacidad visual. A la hora de elegir motivos, prefiere siempre lo que está ahí, lo inevitable, lo que se impone por sí mismo y, en esta obra, ha necesitado un auténtico mar de pinceladas precisas y sueltas para reflejar la voluptuosidad de la carne de la mujer. Mientras ésta duerme, su cuerpo sigue viviendo por ella como una realidad independiente, puede que excesiva, pero no por ello menos hermosa.

            ¿Dónde está aquí el arte, en una época en la que prima la anorexia como un valor deseable? El arte, la belleza, está en esa mano que asoma tímidamente para sostener el pecho que busca ser acunado; en esa redondez del vientre que desiste de luchar contra la gravedad y en las curvas de los muslos que se adaptan entre sí como la mano al guante. Nada falta y nada sobra en este mapa de carne formado por suaves montañas viejas y profundos valles donde uno podría perderse sin más. Está en ese brazo izquierdo que compensa el tirón brutal del cuerpo hacia el suelo agarrándose al cabecero del sofá como a una tabla de salvación. Y en ese ombligo que es un ojo vacío, la boca de una sima por la que hace años entró el impulso vital y con él una ilimitada capacidad de desarrollo. Está, por fin, en ese escueto pliegue en Y, donde reside la vida y las sombras sueñan con la caverna de Platón.

            En esta obra palpita la fuerza incontenible de Rubens y, más recientemente, la de Botero y la de tantos artistas que han comprendido que, en Arte, a veces la cantidad bien distribuida puede llegar a convertirse en calidad.

            ¡Felices sueños, Sue Tilly! Los que te queremos velamos tu sueño...

           


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6 comentarios:

  1. Muy sugerente lo de mapa de carne. Como siempre, una explicación muy completa. Gracias por ilustrarnos.

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  2. Efectivamente, he recordado las esculturas de Botero, a Rubens también, pero sobre todo y ante todo, como modelo estético aceptado, admirado y- diré más- reverenciado, he visto en esta Sue la corporeidad de las Venus prehistóricas, de hiperbólocas formas, de senos como mundos prometedores de lactancia inagotable, de vientres de perpetua preñez...Y luego, aquella prostituta inmensa de Amardord...

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  3. Gracias, Susana, por tu fidelidad y tus palabras justas y pulidas.
    Gracias, Rosa, por incorporarte a este pequeño foro.Creo que tenemos en común nuestra admiración por Santiago y su oficiodeescribir. Admito que has dado en el clavo con tus referencias culturales y artísticas que amplían el horizonte, pero comprende que el espacio es limitado. Mi entusiasmo por este pintor y su modelo es sincero. Un abrazo.

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  4. Estupenda tu iluminación de bondad sobre el triste cuerpo del cuadro. Un abrazo, Ignacio

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  5. Veo que sigues trabajando en el blog, muy bueno Ignacio . Desconocia algunas cosas sobre Lucien Freud, es una obra realmente preciosa y un cuerpo verdaderamente espléndido.

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  6. Gracias, Anónimo, por tus palabras de ánimo. Creo que al blog, salvo imprevistos, le queda larga vida; al menos así lo preveo y lo procuro. Si nos dejamos llevar por tantas cosas que nos perjudican, ¿por qué no dejarnos llevar por el arte, que sólo puede hacernos mejores? Un abrazo.

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