lunes, 23 de enero de 2012

129 / LA HABITACIÓN DE MAE WEST


Mae West fue una actriz de Hollywood, cuando el star system, famosa por su ingenio y por su picardía. Fue una especie de “enfant terrible” pero en mujer. A ella se le atribuye aquello de “Cuando soy buena, soy muy buena, pero cuando soy mala soy mejor”. Procedía del vodevil y del music hall y, cuando llegó al cine, siguió haciendo películas con guiones plagados de alusiones pícaras de tipo sexual, por otra parte cargadas de inocencia, dados los tiempos que corrían. Consiguió, a base de ellas, forjarse una imagen agresiva de vamp, de devoradora de hombres y de mujer fresca y desenfadada. También cuentan de ella que, una vez que alguien se le acercó para darle un abrazo, Mae le soltó a la cara ante todo el mundo: “¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme?”. Durante los años cuarenta alcanzó el culmen de su prestigio y su nombre andaba de boca en boca. Murió en 1980.

El mismo Dalí quiso hacerle un retrato pero, como siempre le gustaba al pintor catalán, rompiendo los moldes. El dibujo al gouache sobre papel que vemos arriba es el resultado. La obra se encuentra en el Art Institut de Chicago. Tiene dos lecturas: En conjunto es un retrato fiel de la actriz pero, analizando sus distintas partes, veremos una habitación en la que nada es lo que parece. El cabello de Mae es en realidad un cortinaje que da acceso a la sala. Los escalones conforman la barbilla, la boca es un sofá rojo con forma de labios, la nariz es una chimenea orgánica y los ojos son dos cuadros. Se trata del juego de la doble visión al que Dalí ha sido siempre tan aficionado y sobre la que ha pintado tantas obras que irán apareciendo en sucesivas entregas.

Más tarde, cuando inauguró su Museo Dalí en Figueras, llevó su atrevimiento un paso más adelante: dedicó una habitación real al retrato de esta actriz y, dentro de él, puso los elementos nombrados anteriormente, pero esta vez construidos en tres dimensiones. Por esa habitación los visitantes pueden pasear, sentarse en el sofá-labios o curiosear la chimenea-nariz o los cuadros-ojos. Incluso delante de la puerta de esta sala hay un sitio elevado desde el que se percibe en su conjunto como lo que es: un retrato exacto de Mae West, con su melena de color rubio platino llena de ondulaciones.

Leonardo da Vinci lo dejó bien claro en sus escritos: Todo dibujo es engaño. Y Salvador Dalí dedicó buena parte de su obra a demostrar la teoría leonardesca, jugando con nuestra percepción o, lo que es lo mismo, jugando con nosotros, haciéndonos ver que las cosas son como son unas veces y otras no; y que un objeto, según el punto de vista, puede ser o no ser lo que parece. En resumen, que nada está claro.

El cine y el arte son dos vehículos similares del engaño estudiado: Mae West fue una star del cine y Dalí hizo lo que pudo en el mundo de la pintura. Pero ambos lograron hacer de la mentira un arte... Chapeau a los dos!

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