jueves, 20 de agosto de 2009

OFELIA MUERTA

            La Hermandad de Pintores Prerrafaelitas, fundada hacia 1848 en plena efervescencia del Romanticismo inglés, estaba formada por un grupo de artistas jóvenes que tenían en común su rechazo del arte oficial al uso. Buscaron sus temas en las historias y leyendas de la alta Edad Media y en los personajes más heterodoxos de la antigüedad, Romeo y Julieta, Paolo y Francesca, Hamlet y Ofelia, Tristán e Isolda y, en general, en aquellas parejas que fueron la encarnación viva de l'amour fou.

            Liderados por Dante Gabriel Rossetti, su trato iba más allá de una simple amistad, pues en ocasiones llegaban a renunciar a la autoría de sus obras, firmando sólo con las simples iniciales P. R. B. (Pre-Raphaelite Brotherhood, Hermandad Prerrafaelita).

            El cuadro que hoy nos ocupa se titula Ofelia muerta (Tate Gallery, London) y está firmado en 1852 por John Everett Millais, uno de los más dotados y con un mayor dominio técnico de toda la Hermandad. El motivo está extraído de la tragedia Hamlet, Príncipe de Dinamarca, la obra más conocida de William Shakespeare.

            Ofelia, hija del aposentador del palacio danés de Elsinor, Polonio, está perdidamente enamorada del príncipe Hamlet, con un amor platónico que es rechazado por éste por considerarlo pueril. La muchacha es débil de cuerpo y de mente y, debido a la melancolía propia de la adolescencia, a la muerte de su padre a manos del mismo príncipe y al rechazo de su afecto, cae en un estado de locura que la hace vagar de aquí para allá por los salones del palacio. Al final, al extraviarse por el campo privada totalmente de razón, cae al agua, ahogándose y siendo llevada por la corriente río abajo. Su hermano Laertes será el encargado de vengar su muerte, así como la del padre de ambos.

            Como es fácil ver, el cuadro es un portento de habilidad técnica y de destreza pictórica. La transparencia del cauce de un río nórdico de gélidas aguas nos deja entrever con todo detalle el fondo cubierto de ovas que son movidas por la corriente. Sobre la superficie vemos la cabellera pelirroja de Ofelia, que flota en el remanso con suaves ondulaciones. También flota el cuerpo de la chica, de hermosas facciones y expresión lánguida, que se dedicaba, ya perdida la conciencia, a regalar flores a quien encontraba a su paso. Las últimas que le han quedado han servido para adornar su propia tumba de agua. Ambas manos afloran, yertas e inexpresivas.

            Son un portento de virtuosismo las plantas de la parte superior en ambos extremos, hábilmente entrelazadas como formando una bóveda para la tumba de un ser inocente, más aún, para la tumba de la inocencia misma, que ha muerto víctima del desengaño. La imagen es triste, pero sobrecogedoramente hermosa.

            En conjunto, los Prerrafaelitas intentaban superar esta burda realidad en la que nos movemos, buscando otra más depurada, cargada de platonismo y de ideales puros. Y para ello crearon sus propios mitos femeninos de referencia. Uno de ellos fue Beatriz. Otro fue Ofelia...

           


3 comentarios:

  1. Una pintura muy delicada, tanto por el tema como por la ejecución. Me encanta. Gracias.

    ResponderEliminar
  2. Preciosa pintura y muy buena explicación, maestro.

    ResponderEliminar
  3. Ignacio García Garcíamiércoles, 16 septiembre, 2009

    Casi todas las obras del Simbolismo y de los Prerrafaelistas son muy delicadas y reflejan el ideal femenino. Ya lo iremos viendo en sucesivas entradas. Es la vuelta en arte a la época de los caballeros andantes medievales. Un abrazo. Ignacio.

    ResponderEliminar