domingo, 9 de agosto de 2009

¡FUERA COMPLEJOS!

Desde luego, Jenny Saville no tiene complejos. Ha nacido en 1970, en Gran Bretaña y, desde pequeña ha dado muestras de una cierta propensión a la gordura. Ha sido una niña rolliza, una adolescente más bien rellenita y llena de curvas, una joven obesa y, al llegar a la edad adulta, esta obesidad se ha vuelto mórbida. En la escuela llamaba la atención y en el barrio todos la conocen por "Jenny la gorda". Podía haber sido muchas cosas: prima donna de ópera por su impresionante caja de resonancia torácica, atracción de feria por su silueta de ánfora griega o romana y probadora de sofás por su peso excesivo.

            Pero ha decidido hacerse pintora. Ya en la infancia ha mostrado una atracción más que sospechosa hacia los lápices de colores y las barras de cera. En sus cumpleaños y en Navidad sólo pide cajas de acuarelas y de témperas. Al cumplir los dieciocho, los señores Saville le han regalado un estuche de pintura al óleo, algunos modelos fáciles de los de rellenar con colores numerados y un folleto titulado "Cómo aprender a pintar al óleo en 15 días". Al darle el regalo le recuerdan que, poco a poco, se llega lejos.

            A ello ha dedicado sus mejores años y, ahora que ha cumplido los treinta, piensa que ya es hora de plantarse ante el modelo que tiene más a mano: ella misma. Elige un lienzo de más de dos metros de altura, porque así saldrá una figura más grande que el natural. ¿Cuerpo entero? Tal vez resulte un poco excesivo. Optemos por un medio cuerpo, justo hasta la entrepierna, evitando -al estilo clásico- la visión del vello púbico, que tampoco es que tenga mucho que pintar. Va a echar hacia atrás la cabeza, con el fin de que así quede en primer plano la zona central del cuerpo, el torso formado por los dos senos impresionantes de tamaño y el vientre ancho y abultado, a juego con lo anterior.

            -Ni siquiera necesito -piensa para sí misma-, mirar al espectador que me ha de ver. Quiero que sea mi cuerpo el que hable por mí. Si ignoro al mirón recalcitrante, se encontrará más cómodo indagando cada parte de mi cuerpo. ¿Y las manos? La derecha sobre esta sugerencia del muslo, lo único que se va a poder percibir de ambos. En cuanto a la izquierda..., ¡ya lo tengo!; la usaré para resaltar las capas de grasa, cogiéndolas y haciendo más palpable su tacto y su textura, blanda y como envolvente.

            Y el espectáculo está servido. Pero ¡ojo!, porque el espectáculo no es el cuerpo en sí, por muy pasado de kilos que se encuentre. El verdadero espectáculo artístico está en esas calidades de la carne blanquinosa que provoca sombras azuladas; en esa barriga redondona que se va sumiendo en la sombra conforme se acerca al cruce de la vida; en ese volumen de los pechos, que están reclamando ser tocados por su asombrosa calidad táctil, a la par que cuelgan alegres y desafiantes de los hombros. Está en las manos de dedos gordezuelos y nudillos resaltantes que aprietan con regodeo y fruición la carne que se derrama hacia fuera. "La arruga es bella", dijo el diseñador y, a veces, como aquí, en cuestiones de carne la cantidad es calidad.

            Sin dejar de lado los sugerentes grafittis que aparecen como grabados en la piel y que son una declaración de intenciones de la artista, orgullosa de su cuerpo: supportive, decorative, delicate, etc., con letras que se van curvando al ritmo de las redondeces de cada zona.

            Todo envuelto en un color azul de nostalgia... ¡Gracias, Jenny!


4 comentarios:

  1. Qué bonita esta obra de Jenny Saville, guarda similitudes con otra de Lucian Freud titulada" Benefist Supervisor Sleeping" de 1995, considerada una de las mejores de este artista.

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  2. Ignacio García Garcíamiércoles, 16 septiembre, 2009

    Además de tremenda en el mejor sentido, refleja el orgullo del cuerpo, en contra de tantas modas que resultan castradoras en lo referente al peso. La otra obra de Lucien Freud, "La empleada de la oficina de empleo", aparecerá pronto en este foro. ¿Gracias por leerme y por tus comentarios, Anónimo!

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  3. en realida no me parece que refleje el orgullo del cuerpo porque la mayoria de la gente obesa esta acomplejada, y ademas esto contrae mucho malestar fisico a nivel salud... por otro lado, la obra es a la vez cruda y hermosa, y refleja el gran talento y poder de observacion de esta artista..

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