sábado, 20 de junio de 2009

arte de bolsillo

EL ESPEJO REBELDE DE MAGRITTE

 

 

            Supongamos que un cliente –el señor Edward James- encarga a nuestro pintor un retrato para colocar en el centro de una pared de su salón y así poder lucirse ante sus invitados. Y René Magritte (1898-1967), tras varias horas de pose del modelo ante un espejo –no es el belga un pintor rápido en el trabajo-, muestra el resultado al cliente y éste descubre estupefacto que al artista se le ha olvidado dar la vuelta a la imagen del cristal.

            Pero esto no deja de ser una fantasía más o menos humorística. La realidad es que Magritte, artista englobado en el movimiento surrealista, nos plantea en cada uno de sus cuadros una contradicción o una paradoja que nos obliga e reflexionar continuamente sobre la relación entre los objetos y su imagen.

            Es curioso, sin duda, este cuadro –también llamado Prohibida la reproducción (1937, Museum Boymans -van Beuningen, Rotterdam)- porque nos presenta un hecho verdaderamente inaudito: el espejo, un simple y frágil cristal con una fina capa de azogue por su parte posterior, se niega a ejercer la función para la que ha sido fabricado, declarándose en rebeldía y negándose a devolver al que se mira su imagen reflejada, a la que tiene derecho. Algo similar –en otro contexto- sucede en la película 2001: Una Odisea del Espacio (Stanley Kubrick, 1965), cuando el ordenador HAL 900 se rebela contra su misma naturaleza de máquina e intenta convertirse en ser pensante.

            Concluyendo: el retrato del señor James nos informa de que es un hombre metódico y ordenado –también lo era Magritte-, muy preocupado por mantener siempre un aspecto pulcro; sabemos que le gusta la literatura de Edgar Alan Poe, tal como indica el libro que hay sobre la repisa, pero nos oculta lo que más nos importa, que es el rostro del retratado. Las paradojas del arte –y el arte de Magritte se mueve en una permanente paradoja-, unas veces nos sorprenden y otras –como ahora- nos desconciertan. Edward James se queda así sin un retrato del que poder presumir y nosotros sin saber si era guapo o repulsivo.


4 comentarios:

  1. Tus comentarios me acercan más el cuadro, la dulzura de sentirse explicado, el conocimiento. Un seguidor agradecido.

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  2. ayer te escribí un comentario pero como no soy experta,en esto de los mensajes no te llegó, pero enseguida me puse a estudiar a René Margritte, tú sabes que cada día me asombras con lo que eres capaz de ver las cosas eres tremendo y te admiro

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  3. Me parecen muy interesanten estos comentarios que haces a cuadros famosos ademas de divertidos con esas pinceladas de humor ironico que tan bien sabes dar. No me voy a perder ningun lunes esta pagina.
    Margarita

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  4. Ignacio García garcíamiércoles, 16 septiembre, 2009

    Gracias a los tres por vuestra aportación y por las ganas de seguir leyendo. Yo prometo seguir escribiendo mientras pueda. Un abrazo. Ignacio.

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