lunes, 15 de junio de 2009

arte de bolsillo

EL CABALLERO EN LAS NUBES

 

            El arte está lleno de sorpresas que se nos desvelan a poco que nos fijemos con un poco de atención. Nos referimos con preferencia al arte clásico, que normalmente sigue un programa y se adapta a unos códigos de representación fijados con claridad. Observemos, por ejemplo, esta versión de Mantegna (1431-1506), una de las varias que pintó sobre el martirio de San Sebastián.

            El santo, que fue centurión del ejército romano, aparece amarrado a una columna, adosada a su vez a las ruinas de un arco tardorromano, rodeado de relieves y esculturas antiguas, igualmente en estado ruinoso. Su cuerpo está atravesado por multitud de flechas lanzadas por los mismos soldados de su centuria, que fueron obligados a asaetear a su líder por negarse éste a renunciar a la religión cristiana, entonces en ciernes. De todas las flechas, hay dos que se supone que son mortales de necesidad, porque han ido a clavarse directamente en la cabeza.  

            Pero lo curioso de esta imagen no es el cuerpo semidesnudo del santo –tomado desde hace mucho como prototipo y patrón por el lobby homosexual-, ni el paisaje típicamente italiano en que se sitúa la escena, ni la expresión de dolor resignado del personaje, sino esa pequeña figura que aparece en el ángulo superior izquierdo. Entre los copos de algodón se mimetiza la silueta de san Sebastián montado a caballo, como un paladín de la fe cristiana cabalgando hacia las praderas del cielo. Muchos visitantes habrán contemplado, sin duda, este cuadro en el Museo de Arte de Viena, pero ¿serán también muchos los que han percibido y disfrutado con este pequeño detalle?

            El  arte, si es auténtico, siempre esconde algo nuevo con lo que sorprendernos. Roland Barthes lo llamaba el punctum, aquello que hace que una imagen sea única e irrepetible.

 


1 comentario:

  1. Siempre interesantes los particulares que explicas, Ignacio.
    Una sugerencia metodológica: Cuando sea cuestión de "descubrir" algo, como en esta ocasión, podrías brindarnos a los lectores todas las pistas para encontrar el objeto de nuestra búsqueda y dejar al lector la sorpresa del descubrimiento. Puede ser un buen juego.

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