sábado, 13 de marzo de 2010

40 / AMOR ETERNO






--------Ya no son dos jovencitos, pero se siguen amando igual que el primer día, cuando se produjo el flechazo. O tal vez no hubo flechazo, sino que sus padres los comprometieron siendo ellos sólo unos adolescentes. Pero luego, con la convivencia y con los años, el amor ha ido arraigando y afianzándose. Y ahora quieren hacerlo público. Aprovechando que la mujer está embarazada, deciden declararse su amor ante notario. Y ese notario –que en realidad es un pintor- se llama Jan Van Eyck y -aunque está fuera de campo-, se hace presente en el espejo convexo del fondo, donde vemos –aplicando el zoom- las espaldas de los dos contrayentes y, en medio, la figura del artista que no ha querido perderse este momento. Y, por si queda alguna duda, lo deja escrito en latín en la leyenda que hay sobre el espejo: Johannes van Eyck fuit hic (Juan van Eyck estuvo aquí).
--------El comerciante Arnolfini y su esposa Giovanna juntan sus manos en señal de compromiso indisoluble. Ambos visten con sus mejores ropajes, terciopelo y piel. La seriedad de él contrasta con la coquetería y el colorido de que hace alarde su esposa. Lo corroboran en la sala más importante para una pareja de su edad: el dormitorio, donde tantas noches han compartido sus más gratas experiencias. Su casa es su castillo y el dormitorio es la sala de armas, en la que tienen lugar las frecuentes batallas amorosas. Por algo está todo él entonado en color rojo intenso de pasión.
--------El suelo de entarimado, las sandalias de madera de andar por casa, el rosario del fondo y el perro son otros tantos símbolos de la felicidad hogareña. Arnolfini sale a sus asuntos porque tiene que trabajar y para mantener su nivel de vida y el de su esposa, pero su corazón está siempre con ella, entre las paredes cálidas de su hogar, bajo esa lámpara afiligranada que ilumina con sus velas hasta sus más secretos sentimientos. El comerciante es frío en los negocios –su mismo rostro lo atestigua- pero cálido en el amor. No hay secretos entre ellos. Entre las sábanas rojas de su lecho se lo cuentan todo.
--------El pequeño perro de aguas, además, es símbolo de fidelidad. Nada hay más fiel y leal que un perro de compañía, cuya imagen ponían antiguamente bajo los pies del amo en los sarcófagos, para darle calor y para acompañarlo en la soledad de la otra vida. Las naranjas que hay sobre la mesa y en la repisa de la ventana dan fe de que lo comparten todo, hasta las cosas más pequeñas. Viven como dos personas fundidas en una. Y son felices por ello.
--------Por eso no les importa que su vida y su amor se hagan públicos. La ventana está abierta de par en par y el fresco de la mañana penetra por ella. Son ricos, pero saben que sus amigos los aprecian por ellos mismos, no por su dinero. Y, además, sienten que su mayor riqueza es que se aman intensamente y disfrutan minuto a minuto de la experiencia...
--------Esta obra magistral se puede visitar en el Museo del Prado (Madrid). Allí os espera...

2 comentarios:

  1. Tal como la comentas, esta pintura está llena de encanto. Es cierto, hay pequeños detalles que ponen de relieve una armonía que flota en el ambiente. Toda una revelación. Saludos,

    ResponderEliminar
  2. parece mentira que este blog lo haga un experto en arte ,todo lo que cuenta acerca de esta obra tergiversa todo lo que he leido antes acerca de la misma 1 no esta embarazada y segun los entendidos nunca lo estuvo 2 nunca compartieron dormitorio porque en lo que vemos es su boda.

    ResponderEliminar