sábado, 14 de noviembre de 2009

GIRA LA RUECA






--------El tal Diego Velázquez era, cuando menos, sorprendente. El hombre entendía de todo: matemáticas, cálculo, catóptrica, arquitectura, astrología, y además, los domingos y en sus ratos libres, hacía sus pinitos en la pintura y nos ha dejado algunas “cosillas” que no están nada mal, muy monas y con buenos marcos.
--------Este cuadro es una de esas “cosillas” que hizo el hombre, bien que mal. Todos lo conocemos, supongo, y se titula La fábula de Aracné, aunque luego al pueblo le dio por llamarlo Las hilanderas (Museo del Prado, Madrid). No voy a amenazar ahora con contar la historia que representa porque eso, o ya lo hemos hecho antes, o lo haremos en un futuro no muy lejano. Pero sí quiero llamar la atención sobre un detalle que demuestra que este hombre, desde luego, era de los que entran diez en una docena. Se trata de la mujer mayor de la izquierda, que no es otra que la diosa Atenea que trabaja tejiendo un tapiz y para ello tiene que usar la rueca. Pues vamos a fijarnos en la rueca y de ella en un detalle concreto: en la rueda que gira.
--------La gente de su tiempo empezó a comentar cuando vio el cuadro: ¡Qué mal hecho! ¡Vaya birria de rueca! ¿Dónde están los radios? ¿Cómo va a girar la rueda si no tiene radios? ¡Desde luego, este Velázquez se lo deja todo a medio...!
--------Y otras cosas por el estilo. Y es porque el pintor, varios siglos antes de la invención de la fotografía y del cine –o sea, de la imagen en movimiento- ya había intuido, obviamente por pura observación empírica, que si una cosa gira a gran velocidad, sus elementos se pierden a la vista y sólo queda un simple reflejo, como ese tan tenue que se ve dentro de la rueda. Y más aún -y esto se lo debemos al cine y a la televisión-, que si una rueda gira a más velocidad que la que nuestro ojo es capaz de captar, nos da la impresión de que gira en sentido contrario.
--------Bien mirado, son ganas de complicarse la vida. Don Diego, que ya tenía entre los de su entorno la mala fama de que dejaba los cuadros a medio, como abocetados y a primera mancha, ahora se pone a pintar, no una rueda girando, sino la velocidad a la que gira esa rueda, cosa bastante más difícil. Y los contemporáneos, que visualmente eran como niños, pensaban como éstos que lo que no se veía es porque no existía. Aún faltaban más de 300 años para que los futuristas italianos, con Marinetti a la cabeza, se afanaran pintando, no las cosas ni las personas, sino sus movimientos, imitando para ello el efecto de una foto movida.
--------Velázquez, que a veces parece que tiene necesidad de dar la nota -¿para qué, si no, pintaba cuadros tan grandes?- no puede pintar una rueca como lo hacía todo el mundo, no señor. Como lo hizo, por ejemplo el holandés Marten Van Hemmskerck, en este cuadro que se llama Retrato de una dama hilando. Observemos la rueda y su media docena de radios con apliques dorados y hechos a torno. ¡Qué bonitos y qué bien pintados! –dirían los contemporáneos de Velázquez. ¡Esto sí que es arte del bueno!
--------Pero –y aquí está la clave- esta rueda no parece que gire y la de Velázquez sí, y a toda velocidad...

2 comentarios:

  1. Querido amigo Ignacio: Mira por dónde me vas a ahorrar algunas sesiones de psiquíatra. Desde siempre, cada vez que miraba el cuadro de Velázquez,una obsesión casi enfermiza, me llevaba a recrearme de manera sensual en el cuello y el arraque del hombro de la joven hilandera de la camisa blanca. Quería a toda costa, conocer su rostro y su nombre, Y hasta llegúe a pendar que esta misma joven, sensualmente saludable, había servido de modelo para la Venus del Espejo de nuestro amigo Diego Velázquez.Esta situación me tenía muy preocupado. Pero a partir de ahora, me pasaré los horas adivinando las vueltas que la rueca de la anciana hilandera, dar por minuto, que es una actividad "más fría " y productiva.
    ¡Gracias, Ignacio, por "acercarnos" de manera tan sencilla y positiva a las grandes obras de arte y a sus autores. Felicidades.

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  2. FRANKIE AMIGO: La respuesta al encanto de la hilandera de la blusa blanca -Aracné en persona- aparecerá antes o después en este blog. No es mala idea que pueda haber posado la misma modelo que para la Venus de espaldas, pues ¿qué lo impide? Ojo a la rueca, que crea adicción, debido al movimiento uniformemente acelerado. Véase, si no, el cine y su fascinación. Abrazos mil.

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