domingo, 6 de septiembre de 2009

EL NIÑO DE VALLECAS

            Este cuadro de Velázquez expuesto en el Prado de Madrid fue catalogado en un principio como "Una muchacha boba", pero el error fue subsanado en el siguiente catálogo, que lo incluyó como "Retrato llamado el Niño de Vallecas". Hoy día la catalogación es más completa y por ella sabemos que el modelo se llamaba Francisco Lezcano, según unos, o Lazcano según otros. Por el contrario, nadie sabe por qué se le apodó el Niño de Vallecas, bastantes años después de pintado el cuadro.

            Era un bufón de la corte, y su trabajo era animar las fiestas y hacer reír a los cortesanos y a los invitados. Para ello echaba mano tanto de su expresión de mirada perdida cuanto de la cortedad y curvatura de sus piernas, -una de las cuales, la derecha, es más corta y necesita una calza, tara que Velázquez intenta disimular respetuosamente pintándolo sentado. El traje es de corte noble y elegante, pero él lo lleva con el desaliño propio de un deficiente, cuya enorme y desproporcionada cabeza cuesta trabajo mantener erguida. Aun así, el pintor hace de este compendio de errores de la naturaleza una obra de arte.

            Según el doctor Moragas en su estudio sobre los bufones de Velázquez, el modelo "sufre de un cretinismo con oligofrenia y las habituales características de ánimo chistoso y fidelidad perruna". Sostiene en las manos algo parecido a un trozo de pan, o un taco de naipes, o una brocha o un librito –imposible identificarlo- y, sin duda, se lo ha dejado el artista para que se entretenga mientras posa. Cualquier cosa basta para mantener ocupada a una persona incapaz de percibir la realidad de su entorno.

            No sabemos hasta qué punto era consciente de su situación "distinta" a los demás. Sí nos consta que fue ampliamente favorecido por sus señores y que incluso tenía un criado a su servicio. No era, pues, ningún pordiosero y contaba con bienes y posesiones. Tal vez por ello –y porque va a pasar a la inmortalidad, añadimos nosotros- "tiene en su cara una expresión de satisfacción, favorecida por el entornamiento de los párpados y la boca entreabierta, que parece acompañarse del inicio de una sonrisa..."

            Nadie, sin duda, ha pintado a los reyes como el pintor sevillano. Pero hoy día muchos reyes duermen en el arcón del olvido, mientras que los enanos, bufones y deficientes pintados por Velázquez tienen patente de inmortalidad..

            Y la seguirán teniendo mientras haya lo que todos llamamos cultura

           

 


2 comentarios:

  1. Gracias Ignacio. Cuando tú lo explicas, veo más cosas. Hay tanto encerrado en un lienzo y todavía más cuando nos guía alguien que sabe ver.

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  2. Me alegro, Susana, de que encuentres atractivo a las entradas. Aquí estoy volcando muchos años de lectura sobre arte y toda mi afición. Te sigo en tu blog. Gracias por tu aportación.

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