viernes, 2 de abril de 2010

43 / LA ESFINGE

         Cuando Edipo -el del complejo- llegó a la ciudad de Tebas, se encontró a las puertas un monstruo que tenía cuerpo y garras de león, pecho y rostro de mujer y cola de dragón: la Esfinge. Proponía una adivinanza a todo hombre que llegaba y, si no la acertaba –que era lo más usual- lo devoraba. Como Edipo respondió bien al acertijo, fue la Esfinge la que se arrojó por un precipicio, quedando así libre Tebas de la maldición. Lo del complejo vino después, pero ésa es otra historia...

            El mito de la Esfinge nació en Egipto a partir, según parece, de la descomunal estatua de Gizé, pero en cada periodo fue adquiriendo matices propios, según las conveniencias literarias o plásticas de los creadores. El nombre quiere decir "la que aprieta, la que ahoga" y fue considerada desde antiguo una típica devoradora y asesina de varones jóvenes.

            En el Simbolismo de finales del siglo XIX, esta imagen va tomando fuerza, los escritores la incluyen en sus novelas y poemas y los pintores la representan en sus cuadros. El belga Fernand Khnopff recurrió en numerosas obras a la figura de la esfinge como encarnación de la animalidad, del instinto puro sin control y, siguiendo las ideas cultas y misóginas de la época, de la mujer en sus aspectos más destructivos. La más conocida es la de arriba, llamada La caricia o La EsfingeReal Museo de Bellas Artes, Bruselas-, tal vez por la palpable paradoja que encierra en su iconografía. En ella vemos al héroe, que puede ser Edipo o cualquier otro varón y a la Esfinge, que están rozando sus mejillas con sensación de placer mutuo. La contradicción se da en el hecho de que Edipo, que se supone debía ser la encarnación de la masculinidad y de la reciedumbre, aparece con unos rasgos, tanto faciales como de cuerpo, totalmente femeninos o al menos ambiguos. Lo suyo es la suavidad, la dulzura y las dulces caricias. En cambio, el elemento femenino, la Esfinge, aparte del rostro de mujer, tiene un cuerpo de felino -concretamente de guepardo-, detalle que, aparte de ser totalmente inusual en el Simbolismo, resalta de forma descarada la fiereza y la agresividad en el sexo tradicionalmente llamado débil. Porque está claro que cualquiera, ante esta obra, sentirá la irrefrenable tentación de preguntarse cuál de los dos lleva los pantalones. Ambos sexos son en este caso intercambiables.

            Algunos de los arquetipos que ahora están triunfando en las pasarelas y en la high society comenzaron en tiempos del Simbolismo. De él nació la figura del metrosexual, de cuerpo totalmente depilado y de rasgos suaves a la par que ambiguos. De ese estilo brota también, como se ha podido ver, el tópico de la "feminista" agresiva, dominante y decidida a conseguir lo que se propone por cualquier medio. Entre aquel tiempo y el nuestro, Jacques Tourneur tuvo el acierto de rodar el film La mujer pantera (Cat people, 1942), un modelo de cine negro y de terror psicológico en el que el felino, que sólo ataca a hombres, aparece identificado al cien por cien con el género femenino. Una joya del cine.

            En él hace una magnífica interpretación la actriz Simone Simon, una mujer que ha pasado a la historia del cine por este papel. Cine y pintura unidos a través del tiempo...

 

1 comentario:

  1. ¡Fascinante!
    Al descubrir en tus comentarios la chocante pose de los personajes de "la caricia" de Khnopff y sus simbologías, no he podido evitar caer en la cuenta del minucioso paralelismo de esa obra pictórica con otra literaria-musical, unas décadas posterior: Turandot de Puccini (libreto de Adami-Simoni): Edipo y la esfinge son Calaf y Turandot. Ver, p.ej.:
    http://es.wikipedia.org/wiki/Turandot

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