--------Y ahora entremos ya en nuestro campo, el Arte. Antonio Gisbert, natural de Alcoy, pintó por encargo este cuadro que representa el momento de la decapitación de los jefes comuneros, Padilla, Bravo y Maldonado. Juan Bravo ya ha sido ajusticiado y el ayudante del verdugo está cortando la cuerda que le sujetaba las manos, mientras el verdugo en persona muestra la cabeza al populacho para que sirva de escarmiento. Juan de Padilla -que actúa como eje de simetría y figura central del cuadro-, a pesar de tener ante sí el cadáver de su compañero de revuelta se mantiene firme en su postura, desoyendo los consejos de los dos frailes que intentan prepararlo a bien morir. Dice la leyenda heroica que aún tuvo tiempo de decir al ajusticiado antes de serlo: “Señor Juan Bravo, ayer fue día de pelear como caballeros y hoy lo es de morir como cristianos”. Esto es entereza y claridad de ideas y lo demás son cuentos...
--------Juan de Padilla sigue erre que erre en sus trece, con sus brazos cruzados, su chaquetón de piel, sus calzas bordadas en oro y su botas altas; por cierto, ¡qué botas! Un trozo de pintura digno del mejor Velázquez en colorido y volumen. Afronta la muerte con gallardía, sin temor y sin el menor gesto de duda. Pronto su cabeza será un espectáculo para la masa de gente que llena la plaza.
--------Maldonado, con las manos atadas a la espalda, espera serenamente su turno. Tampoco el fraile adjunto tiene mucho que hacer. Los tres ajusticiados son otros tantos escalones del proceso de la decapitación. Uno espera, el otro está a punto de y el tercero ya la ha sufrido. Una especie de dibujo animado conceptual con contenido macabro y con su punto de heroísmo.
--------Las botas de Padilla son, ciertamente, un portento de dibujo y de textura, pero, para mí, lo más llamativo de esta obra son las manos: manos que cortan las cuerdas, manos lívidas del cadáver, manos frailunas que exhortan inútilmente, manos que sujetan y marcan un libro, manos que animan y consuelan. Pero ¿y los trajes?, ¿y la paja del suelo?, ¿y el paisaje de fondo?, ¿y los pliegues de los hábitos?, ¿y los tejidos de seda?, ¿y...?
--------Realmente, si tuviera que elegir, me resultaría muy difícil decantarme por cualquiera de los detalles. Pero, lo confieso, esas botas de Juan de Padilla me tienen fascinado...