sábado, 19 de marzo de 2011

93 / LAS MUÑECAS PERVERSAS


Las muñecas de Hans Bellmer son el claro producto de una sublimación. Este polaco, asqueado del nacionalsocialismo, emigró de Alemania abandonando su empleo como diseñador gráfico. Atraído por una prima de sólo quince años –una Lolita en estado puro-, vuelca este atractivo en un trabajo con muñecas, fuertemente sexuadas, cuyos miembros combina de forma totalmente libre, rozando en algunos aspectos los planteamientos del Surrealismo.

Algo similar le había pasado al clérigo Lewis Carroll, fuertemente atraído por una niña de ocho o diez años, atracción que el escritor volcó en el increíble libro Alicia en el País de las Maravillas. Otra historia parecida cuenta Thomas Mann en su novela Muerte en Venecia, en la que un escritor de fama, ya entrado en años, cae perdidamente enamorado de un adolescente guapo y rubio llamado Tadzio, sin que pueda remediarlo. Los auténticos artistas vuelcan todos estos impulsos en su obra y, en ocasiones, aparecen las obras maestras.

Pero retomemos el tema y no divaguemos. Bellmer dedica toda su vida a trabajar con muñecas y con maniquíes de niñas. Combina las diferentes partes del cuerpo creando seres metamorfoseados, las fotografía, les escribe poemas, las combina con entornos ficticios –parques, jardines, prados-, siempre con un toque fetichista no exento en ningún momento de connotaciones claramente sexuales. Aunque, también hay que decirlo, muestra de continuo un alejamiento del motivo que lo salva de caer en la mera manifestación erótica o en el kitsch de mal gusto.

Todo se basa, obviamente, en la sustitución. El artista proyecta sus necesidades y tendencias sexuales sobre sus obras con muñecas que, en sí, no son otra cosa que la sustitución de la mujer, vehículo y portador de innumerables fantasías eróticas. La obra que inicia esta entrada, llamada “La poupée (La muñeca)Centro Pompidou, París- es una creación típica y a la vez inquietante: dos cuerpos entrelazados y enfrentados de cintura para abajo, coronados por un torso de muñeca adornado con unos senos prominentes e impropios de la edad representada. Este contraste de conceptos, junto con otra serie de elementos cargados de sentido fetichista –los calcetines blancos, los zapatos de charol- son detalles que sugieren, más que explicitan, una sexualidad contenida, siempre al borde del vicio y de la perversión.

Y ahí radica el morbo, en lo que se sugiere más que en lo que se ve. El enfrentamiento entre la infancia-inocencia y el sexo sugerido, hábilmente combinados, hacen saltar chispas. Bellmer utiliza el contraste como elemento generador, si no de belleza, sí de inquietud y sublimación. El mismo artista lo dice: “La antítesis es necesaria para que las cosas sean y pueda formarse una tercera realidad”.

Años más tarde, Berlanga rueda en París la película “Grandeur nature” (Tamaño natural, 1973), en la que un solterón tímido y solitario vuelca sus fantasías sexuales en una muñeca hinchable y convive con ella como con una esposa. No es su mejor obra, pero se deja ver.

Los caminos del arte, ya lo sabemos, son imprevisibles...

lunes, 14 de marzo de 2011

92 / AMERICAN GOTHIC






----------Grant Wood fue un pintor regionalista que nació y vivió en Iowa (EE.UU.). Este fue el primer cuadro suyo que adquirió un Museo –hoy se encuentra en The Art Institute of Chicago- y la primera oportunidad que tuvo el hombre de salir más allá de las fronteras de su estado.
----------Gótico Americano es la reivindicación de un tipo de vida que fue y que no volverá. El cuadro, a partir de su adquisición por el Museo, comenzó a ser reproducido y a colarse en todas las casas, en un fenómeno similar al que ocurrió en los hogares españoles de posguerra con la Última Cena de Juan de Juanes o las Inmaculadas de Murillo o, a otro nivel, con los cuadros de caza de Explosivos Riotinto.
----------Ante la típica fachada de madera de la vivienda de una granja de principio del siglo XX, posan –sólo posan- un matrimonio de granjeros con los atuendos representativos: pantalón vaquero con peto, camisa sin cuello y chaqueta el hombre y delantal y camafeo la mujer. El apelativo gótico se refiere al tipo de ventana de madera situada entre ambos, de arco apuntado, aunque también, de manera amplia, se puede englobar el aspecto de las dos personas, de porte estirado, delgado y serio. El hombre –un autorretrato del autor- lleva en la mano una horqueta para manejar la paja del granero y la mujer parece que en cualquier momento se va a poner a hacer el tradicional pastel de manzana de las películas de la América profunda.
----------¿¿Por qué nos atrae este cuadro y por qué tuvo tanto éxito en su momento? No es sólo por las rayas verdosas de la camisa raída aunque limpia del hombre; ni por la calidad desgastada del peto de tela vaquera muy usada; no se trata solamente del realismo de la puntilla en diente de sierra que luce la mujer en los bordes de su delantal, ni de la monótona repetición de puntos y círculos del tejido del mismo. La clave creo que está en las caras de los personajes, en esa dulce tristeza que reflejan ambos con sus rostros cansados: la nostalgia de lo que fue en un tiempo, duró lo que tuvo que durar y ya no volverá jamás; de lo que se ha ido para siempre.
----------Esta obra, de tamaño mediano pequeño –unos 80x60 cm.- es la fijación eterna de un estilo de vida que sirvió a muchos, pero que ahora está congelado como en una foto. El motivo ha quedado aparcado fuera del tiempo y ya no es posible medirlo en días, meses o años, sino en unidades de recuerdo o de nostalgia. Tras una vida de trabajo y estrecheces –la escena está fechada hacia 1930, tiempos de depresión económica- el trabajo actual de los dos personajes es posar, sólo posar, las veinticuatro horas del día.
----------Y, a cambio, su sueldo es la inmortalidad...

lunes, 7 de marzo de 2011

91 / ¡ADIÓS, GRANADA!



----------Este lienzo de Francisco Pradilla es quizás el más célebre del género de pintura histórica y, sin duda, el que más veces ha sido reproducido en los libros de texto. Narra el hecho trascendental que terminó con el periodo de la Reconquista: la rendición de Granada ante los Reyes Católicos, después de un largo tiempo de asedio. Fue acabado en 1882, cuando el artista tenía sólo 34 años. Le supuso cuatro años de arduo trabajo, durante los cuales cayó varias veces enfermo por el stress y el agotamiento físico.
----------La obra fue un encargo que le hizo a Pradilla el Palacio del Senado de Madrid, al mismo tiempo que a otros pintores, para conmemorar varias gestas heroicas de la historia de España. Como se puede comprobar, su esquema general es muy similar a otras rendiciones, la de BredaLas Lanzas- de Velázquez o la de Bailén, de Casado del Alisal: dos bandos contrarios, uno a cada lado de la composición, pero en situación irregular; hay un bando más numeroso y mejor pertrechado, que es el vencedor y otro minoritario más desordenado que corresponde al de los vencidos.
----------El pintor ha tenido el detalle coqueto y fashion de combinar el color de los atuendos de los personajes principales con sus respectivos caballos: rojo en el caso del rey Fernando, situado en el centro del cuadro, blanco y verdoso para la reina Isabel a nuestra derecha y negro para el rey moro, igualmente a juego con su montura. Intencionadamente, el artista coloca a los Reyes Católicos en un lugar seco, mientras Boabdil y su caballo deben enfangarse en el barro que han ido dejando las rodadas de los carruajes, como un símbolo más de humillación. El que gana manda y el que pierde se aguanta. Vae victis!
----------Estamos en el momento que sigue a una tormenta. La atmósfera está limpia y todo el polvo del ambiente se ha precipitado al suelo con la lluvia. Las nubes se están rompiendo y comienza a clarear en algunos puntos concretos. Los árabes del bando perdedor tienen una expresión grave y circunspecta, propia de los que han sido derrotados; en cambio, en el bando cristiano, algunas damas y sus acompañantes se permiten algunos escarceos visuales y sonríen disimuladamente mientras flirtean a espaldas de los reyes. El ambiente es distendido y jocoso entre los ganadores que vuelven a recuperar la tierra y el honor. No así entre los otros.
----------Al fondo podemos contemplar una preciosa vista de la Alhambra, la Roja, limpia y luminosa por la lluvia. En cambio, el primer plano está visualmente colmado por ese personaje que, con mallas rojas, dalmática, peluca y sombrero, lleva un bastón en la derecha mientras apoya la izquierda en la cadera con donaire. Se trata de una figura protocolaria llamada rey de armas; su elegancia y su gracia causó asombro en su tiempo y aún hoy día maravilla a los artistas y críticos. Lleva distribuidos por la dalmática los emblemas de la bandera española –barras, castillos, águilas y leones rampantes- y es todo un símbolo de la España que, con esta conquista, acaba de ser unificada por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
----------Ambos reyes dejaron dicho aquello de “Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”, mientras la madre de Boabdil, al verlo llorar amargamente, reprochó a su hijo: “Llora como una mujer lo que no has sabido defender como un hombre”. Moros y cristianos, cristianos y moros…
----------Frases para la historia que aún se siguen pronunciando con mayor o menor fortuna. Y que duren…